Johannes Bobrowski
* Tilsit 9. 4. 1917, † Berlin (Ost / Este) 2. 9. 1965.
Johannes Bobrowski
Ebene
See. Der See. Versunken die Ufer. Unter der Wolke der Kranich. Weiß, aufleuchtend der Hirtenvölker Jahrtausende. Mit dem Wind
kam ich herauf den Berg. Hier werd ich leben. Ein Jäger war ich, einfing mich aber das Gras.
Lehr mich reden, Gras, lehr mich tot sein und hören, lange, und reden, Stein, lehr du mich bleiben, Wasser, frag mir, und Wind, nicht nach.
Sprache
Der Baum größer als die Nacht mit dem Atem der Talseen mit dem Geflüster über der Stille
Die Steine unter dem Fuß die leuchtenden Adern lange im Staub für ewig
Sprache abgehetzt mit dem müdem Mund auf dem endlosen Weg zum Hause des Nachbarn
Gertrud Kolmar
Buche, blutig im Laub, in rauchender Tiefe, bitter die Schatten, droben das Tor aus Elstergeschrei.
Dort ist eine gegangen, Mädchen mit glattem Haar, die Ebene unter den Lidern lugte herauf, in den Mooren vertropfte der Schritt.
Ungestorben aber die finstere Zeit, umher geht meine Sprache und ist rostig von Blut.
Wenn ich deiner gedächte: Vor die Buche trat ich, ich hab befohlen der Elster: Schweig, es kommen, die hier waren – wenn ich gedächte: Wir werden nicht sterben, wir werden mit Türmen gegürtet sein?
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Lago. El lago. Abismadas las costas. Bajo la nube la grulla. Blancos, centelleantes los milenios de los pueblos de pastores. Con el viento
subí a la montaña. Aquí viviré. Fui un cazador, pero me encerró la hierba.
Enséñame a hablar, hierba, enséñame a estar muerto y a oír, largo tiempo, y a hablar, piedra, enséñame tú a permanecer, agua, no preguntes por mí, ni por el viento.
El árbol mayor que la noche con el aliento de los lagos del valle con el murmullo sobre el silencio
Las piedras bajo el pie las venas luminosas largo tiempo en el polvo eternamente
Lenguaje ajetreado con la boca fatigada en el camino interminable a la casa del vecino.
Haya, sangrienta en el follaje, en humeante hondura, amargas las sombras, arriba el portal de gritos de urraca.
Una ha andado allí, muchacha de cabello lacio, la planicie bajo los párpados asomaba hacia arriba, en los pantanos goteaba el paso.
No muerto empero el tiempo lúgubre, de un lado a otro deambula mi lenguaje y está herrumbroso de sangre.
Si me acordara de ti: caminé hacia adelante del haya, he ordenado a la urraca: Calla, vienen, los que aquí estuvieron… si me acordara: No moriremos, estaremos ceñidos de torres?
(Traducción: Héctor A. Piccoli) |